Decimos de alguien que "se le ve el plumero" cuando intenta esconder algo o mentirnos con algo, pero con poco éxito, porque se le acaban notando sus intenciones. ¿De dónde viene esta expresión? Pues como suele suceder, tenemos dos posibilidades. Os contamos las dos, y que cada uno se quede con la que más le guste.
La primera tiene que ver con una fábula de Esopo, titulada "La corneja y los pájaros". En ella, se organiza un concurso para ver cuál es el ave de plumaje más hermoso, y todas se lanzan a acicalarse y embellecerse para el día señalado. La corneja, consciente de que su plumaje no tiene mucho que hacer frente a los colores de otras aves, va robando plumitas aquí y allá y se fabrica su propio "manto". Pero el día del concurso, antes de que Júpiter pronuncie su dictamen sobre la ganadora del torneo, el resto de las aves reconocen el engaño y le arrancan a la corneja su falso plumaje, riéndose de ella porque "se le había visto el plumero".
La segunda posibilidad es bastante distinta, y hace referencia a la costumbre de los seguidores de cierto partido político de España, a finales del siglo XIX, de llevar un vistoso plumero en sus sombreros. Parece ser que un miembro del partido opuesto hizo en cierta ocasión un alegato sospechosamente de acuerdo con las ideas rivales, y sus compañeros le dijeron que "se le veía el plumero", aludiendo a que había quedado patente que estaba apoyando al otro partido político.
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