Lo queramos o no, empieza a haber demasiados plásticos. Somos muchos los consumidores, y ¿qué artículo de hoy en día no lleva plásticos? La consecuencia de todo esto - del excesivo consumo y de la mala gestión de los residuos - está creando islas de basura en mitad del océano y acumulaciones de envases y otros desperdicios en nuestras playas.
Está claro que nuestros gobiernos no están exentos de responsabilidades. La inercia y la comodidad (y una inadecuada ordenación de prioridades) hacen que no se destine presupuesto a la investigación de nuevos materiales sustitutivos, formas de recogida y reciclaje más efectivas y campañas de concienciación. Si desde arriba se tomaran este tipo de medidas, la situación mejoraría sin duda bastantes enteros.
¿Y qué podemos hacer los consumidores mientras tanto? Porque lo que hemos dicho en el párrafo anterior no nos exime de responsabilidad. La gente de calle tenemos poder para elegir los productos que consumimos. Evitemos aquellos que tengan un exceso de envases, vayamos a la compra con bolsas de papel o rafia, evitemos los consumibles plásticos de un solo uso y reutilicemos los objetos de plástico mientras sea razonable. Rebuscando un poco encontraremos alternativas como cepillos de cerdas de madera. Basta un poco de conciencia e imaginación para reducir la cantidad de residuos plásticos. Porque recuerda...
¡¡Muchos pocos hacen mucho!!
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