Hacemos un breve paréntesis en la crónica de nuestro fin de semana por Orbaneja y las Cuevas de El Soplao para poner en relevancia una triste circunstancia que le cuesta la vida a muchas pequeñas aves de nuestro entorno. Nos referimos a todas las que por accidente chocan contra un cristal de una ventana o una terraza. Podría parecer que es poca cosa, pero recordemos que estamos hablando de animales muy frágiles, cuyos huesos son huecos y quebradizos, y una lesión que entorpezca o incapacite su vuelo puede serles fatal. Si a esto le añadimos el verse expuestas al frío, la situación es mucho peor para ellas. En las fotos podéis ver un ejemplar de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) que encontramos sobre el alféizar de una ventana.
Hay varias formas de minimizar el riesgo de que esto ocurra. Podemos colocar unas cortinas detrás de las ventanas, o una persiana, o incluso pegatinas en el cristal. Algo que corte la línea de llegada - como un toldo o unas macetas - también puede ser útil. La idea es que no confundan una ventana o puerta de cristal cerradas con un acceso libre, hacia el que puedan volar en línea recta. Con estas sencillas medidas de precaución, disminuiremos las probabilidades de que nuestras pequeñas amigas tengan un percance desagradable...
No, lo sentimos... :(
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