En el segundo día en tierras vascuences nos tocaba vivir toda una aventura geológica. Nuestro destino para ese día era el pueblo costero de Zumaia, a algo más de una hora y media de donde estábamos alojados, un lugar que estábamos deseando visitar con todas nuestras ganas.
¿Y por qué? a lo mejor os estáis preguntando. ¿Qué es lo que hay en ese pueblo que tenga interés geológico? Para empezar, una de las muestras más impresionantes y más representativas de una formación denominada "flysch". Un flysch es una estructura de origen sedimentario que se caracteriza por presentar una alternancia muy marcada entre materiales resistentes y cohesivos (en este caso calizas) con otros más blandos y desmenuzables (en el de zumaia, margas). El resultado es que la erosión del mar afecta más a los segundos que a los primeros, por lo que se forman una serie de crestas que dan al conjunto una apariencia de páginas de libro. Y es que para el ojo entendido el total es realmente un libro con información de épocas que van desde el Mesozoico (la era secundaria, de los dinosaurios) hasta el Cenozoico (era terciaria o de los mamíferos). Por si fuera poco, en Zumaia la última orogenia, la alpina, empujó el flysch hasta colocarlo prácticamente en posición vertical ¡Es impresionante!
Pero ahí no acaba el interés geológico de Zumaia, pues en esta localidad se puede ver algo singularísimo: el conocido como "Límite K-T". Esta extraña denominación se refiere a un estrato muy fino de aspecto plateado, de unos cinco centímetros de grosor, totalmente distinto de las rocas que tiene por encima y por debajo, pues contiene restos del polvo del meteorito que contribuyó a la extinción del final del Mesozoico, en la que desaparecieron los dinosaurios ¡Esa fina línea de roca es un testimonio de una hecatombe que ocurrió hace sesenta y cinco millones de años! No es fácil encontrarlo: incluso con las indicaciones que nos dieron en el centro de interpretación, el lugar solo es accesible durante el pico de bajamar, y aún así hay que mirar mucho. Pero cuando dimos finalmente con el estrato fue todo un subidón, y nos sentimos como el profesor Otto Lidenbrock (de "Viaje al centro de la Tierra) realizando todo un hallazgo geológico).
¡Y nos sobraba día! Cogimos el coche y enfilamos al parque natural de Gorbeia, donde nos recomendaron una ruta cortita y cercana para pasar la tarde, que marchaba paralela al río y nos permitió ver un poquito de la ornitofauna y entomofauna del lugar.
Cansados pero satisfechos, después de cenar regresamos a nuestro alojamiento, dispuestos al día siguiente a seguir conociendo esta fantástica región. ¡Más en la próxima entrada!
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