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sábado, 17 de agosto de 2019

Al loro con Teodoro

Hablemos de parásitos...

Más o menos todos tenemos una idea de lo que es un parásito: un ser vivo que se beneficia a costa de otro causándole perjuicio, y a sr posible sin matarlo. Fíjate que decimos "un ser vivo", porque aunque lo primero en lo que pensemos sea en gusanos e insectos (que por cierto, ni mucho menos son todos parásitos) también existen plantas, hongos y microorganismos que se ajustan a este estilo de vida. También decimos "sin matarlo", porque al parásito le interesa que su hospedador siga vivo ¡y por mucho tiempo! Cuanto más dure, más podrá vivir "de gorra". Otra cosa es que, involuntariamente, el parásito (o demasiada abundancia de ellos) acabe transmitiendo alguna enfermedad o debilitando de alguna manera a su anfitrión y éste acabe muriendo. Fin de la fiesta.

La palabra "parásito" viene de las voces griegas "para-" (a lo largo de) y "sito" (comida). Curiosamente, empezó utilizándose para referirse a los funcionarios encargados de supervisar las cosechas, luego a los invitados de fiestas y banquetes y de ahí se extendió a todos los "gorrones" que iban de comilona en comilona consumiendo mucho pero sin aportar nada. Y por cierto, hablaremos de ectoparásitos cuando sean organismos que parasiten desde fuera (como las garrapatas) y de endoparásitos cuando lo hagan desde dentro (como las tenias, unos gusanos que se alojan en los intestinos. Puaj).




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