Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.

miércoles, 18 de abril de 2012

Para leer en la Naturaleza

Rescatamos un fragmento de una de las páginas del libro "El bosque animado" de Wenceslao Fernández Flores. Buena propuesta para reflexionar y sacar el máximo partido a todo el amor y preocupación por la Naturaleza. 

Útil tanto en el aula, dentro de la asignatura de Lengua o Conocimiento del Medio, como para los educadores ambientales como ejemplo de historia bien contada que suscita gran interés por nuestro entorno.

Recomendable también la película de José Luis Cuerda de 1987, repleta de grandes actores como Alfredo Landa o Manuel Alexandre.


Os dejamos con el texto 



El conejo flaco. - Yo lo sé, y vosotros lo sabríais también, si conocieseis su vida. En verdad os digo que no hay alimaña del monte más digna de compasión que los hombres de la ciudad. La ciudad tiene la inquietud ansiosa de un eterno acecho, en el que cada uno es pieza y es cazador. La ciudad es un ruido incesante: prisa, tumulto, voracidad, enloquecimiento. El raudal humano en las calles es como el tropel de animales que huyen de un bosque incendiado. El aire está podrido; el sol, enfermo; el agua, envenenada. Los pájaros tienen cárcel; las flores, también. Unos arbolillos anémicos salen de sus tiestos a las aceras, como paralíticos en sus coches de mano, y se retiran antes de medianoche. Es una existencia de pesadilla. La ciudad es un corral de hombres. Y algunos hombres huyen -como yo he huido- de ese corral, aunque por poco tiempo. Sienten como nosotros la necesidad de integrarse a la tierra madre, tan bella; de huir de lo artificial, de respirar el aire ancho y libre de las cumbres; de correr por el bosque o entre los picachos; de beber de bruces el agua del regato, tan fresca y limpia, que llena el alma de emoción, como si bebiésemos, de una vena de la tierra, sangre del puro y generoso corazón de la tierra. Gozan, como nosotros gozamos, este sencillo e insuperable sentimiento de la naturaleza no adulterada. Después vuelven tristemente a su corral inmundo. Son como nosotros mismos. Éste que ahí está, ignorante de que decidimos su suerte, no es el hombre feroz, enemigo nuestro. Es... el hermano hombre, que salió como nosotros de la tierra y que, como nosotros, la ama. Respetemos la vida del hermano.


Si os ha gustado, 
¡Seguid leyendo! 





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