Hace un tiempo redactamos una serie de entradas sobre actividades y juegos para desarrollar con los chavales en plena naturaleza. La finalidad era doble: dinamizar al grupo y que aprendieran algunos conceptos relacionados con el conocimiento del medio y los seres vivos que habitan en él.
Hoy aportamos una nueva idea más. Esta vez es otra dinámica para presentarse y romper el hielo entre los participantes de las actividades.
Se trata de que el educador reparta un folio entre todos los asistentes (no más de quince o veinte) y que cada uno de ellos/as escriba su nombre en la parte superior para que después entre todos vayan pintando algún rasgo de cada niño/a . En forma de círculo y con la ayuda de un lápiz o pinturas de colores, cuando el educador diga: "siguiente", uno por ejemplo dibuja los ojos del dueño del folio. De nuevo el educador dice lo mismo y se pasa el folio al compañero de la derecha del círculo y se dedica a pintar otro rasgo del dueño del folio. Así sucesivamente hasta que el folio con el nombre completa toda la ronda y vuelve al principio con la persona que ha escrito el suyo.
Como no ha de tardarse mucho tiempo, el educador controla hasta cuándo dura la actividad. Pueden surgir caras muy curiosas y esperpénticas, jejeje, como la que os mostramos más abajo de Almu.
Cuando los niños/as tienen cada uno su hoja con su nombre, se dedican a hablar de sí mismos mientras los demás pueden interrumpir ordenadamente diciendo qué rasgo ha hecho cada uno y por qué. Si además se trata de que pongan un animal con la inicial del nombre de cada chaval y que lo completen igual, podrán aprender un montón de cosas sobre el que han elegido.
Esta es la cara con que se quedó Almudena,
después de dibujarla entre todo el grupo:
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