Fotografía de vertebrados – II
Ayer explicábamos cómo situarse para hacer una buena espera
si queríamos sacar fotos de algunos de los animales más esquivos. Aunque no lo
comentamos, muchas veces una buena elección depende de conocer las costumbres y
biología de las especies que queramos fotografiar.
¿Qué equipo necesitamos? Pues es casi imprescindible
disponer de un teleobjetivo, aunque no sea de los más caros. Por muy bueno que
sea nuestro escondrijo, lo más seguro es que nuestro protagonista no llegue a
acercarse demasiado, e incluso el zoom óptico (intentad evitar la tentación de
utilizar el zoom digital) de las cámaras compactas más modernas puede resultar
insuficiente. Obviamente, si no se tiene otra cosa es mejor que nada. Un
objetivo de 300 aumentos es sin duda la mejor elección para los que quieran
conseguir buenos resultados pero no vayan a entrar de primeras en la fotografía
profesional.
Es buena idea tener la cámara preparada. Y con eso no nos
referimos únicamente a no olvidarnos de quitar la tapa del objetivo hasta última
hora sino, nada más empezar, regular la luz, el balance de blancos, la
intensidad del flash y todos esos parámetros que, bien fijados, distinguen una
foto óptima de una simplemente buena.
Y hablando de flash ¡cuidado! Aunque bajo determinadas
condiciones de luz el flash puede ser algo imprescindible, nos arriesgamos a
que el destello de éste espante al animal que queremos fotografiar.
Estos rayones aparecieron inesperadamente durante una visita a Cebreros |
Para acabar, el mejor consejo: estate atento. Ni el mejor de
los escondrijos ni el mejor de los equipos garantiza que aparezca nada para
fotografiar, y muchas veces es solo una combinación de paciencia y suerte lo
que permite conseguir el ansiado trofeo. ¡Sobre todo suerte! En el momento y el
lugar más inesperados podemos toparnos con una buena oportunidad de llevarnos
una magnífica foto a casa ¡No la desperdicies!
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