A la hora de enseñar sobre Ciencias Naturales, Biología y Geología o C.M.C. no hay nada como poder hacerlo en plena Naturaleza.
Como profes sabemos de la importancia que tiene el que nuestros alumnos conozcan las cosas de primera mano, y eso pasa por tocar, sentir y poner cara a muchos conceptos que en el aula no se pueden transmitir de igual forma. De ahí la prioridad de salir al campo con ellos, puesto que además del conocimiento en vivo también les inculcamos a la par el respeto y el aprecio por la Naturaleza. Así que, a nuestro juicio, se deberían organizar más actividades de Educación Ambiental y sacar a los chavales más veces del instituto o colegio para que conozcan mejor su entorno. Pero no siempre es lo que queremos, ya que la falta de tiempo para dar el temario al completo y también el escaso presupuesto con el que cuentan algunos centros, hacen que esto que planteamos sea algo que en la práctica no es del todo posible.
Cada vez que hemos podido ir con nuestros alumnos han salido más que satisfechos y llenos de entusiasmo. La prueba está en que no dejaban de hacernos preguntas.
Con los adultos pasa un poco lo mismo: con los que hemos ido de excursión siempre salían muy contentos con nuestras explicaciones.
Y es que con poco que sepamos comunicar, la Naturaleza nos muestra todo su esplendor y es capaz de sorprendernos. Desde lo más cotidiano a lo más inusual siempre nos regala todas sus bondades. Si somos capaces de escuchar lo que nos quiere decir, su mensaje nos llegará. Y con la ayuda de los Educadores Ambientales podremos interpretarlo mejor. Para ello se necesita, lo primero de todo, ir mucho al campo. Lo siguiente es que las experiencias vividas nos marquen.
Enseñando unas huellas |
En una ruta en la Casa de Campo |
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