Querido Pascal: ya he visto en otras entradas tuyas que en la Naturaleza pueden encontrarse cosas como círculos y hexágonos... pero ¿a que no eres capaz de encontrar un triángulo, un cuadrado o un pentágono? ¿Eh? ¿Eh? Atentamente: Berta Gonal
Querida Berta, huy, qué cosa me has dicho... ¿No sabes que a mí me chiflan estos desafíos? ¿Y no sabes que a Mamá Naturaleza le encantan los motivos geométricos? Siento decirte que vas a perder la apuesta, porque, igual que hay círculos y hexágonos por ahí sueltos, también hay triángulos, cuadrados y pentágonos. ¿Que no te lo crees?
Pues aquí va el primero: algunos virus forman, para guardar su material genético, un envoltorio de proteínas que tiene forma icosaédrica (ah, esa geometría... esta va de regalo), cuyas caras, como buen icosaedro ¡son veinte triángulos equiláteros!
En cuanto a los cuadrados ¿cómo no vamos a mencionar a ese precioso mineral que tanto nos pirra a los matemáticos que es la pirita? Cubitos y cubitos de color metálico. Cuadrados por todos lados (y ángulos perfectamente rectos).
Pero es que la pirita va más allá ¡y nos proporciona también la vista de hermosos pentágonos! Y es que es un mineral que puede cristalizar tanto en cristales cúbicos como en dodecaedros.
Algunas flores también se apuntan a imitar pentágonos, como esta convolvulácea. Fíjate bien:
Pero no tienes que irte tan lejos para buscar pentágonos, Berta. Tu mismo ADN y ARN están formados por unidades llamadas nucleótidos, uno de cuyos componentes es una ribosa. Y los átomos de esta molécula se ciclan ¡tachán! ¡De forma pentagonal!
¿Qué? ¿Cómo se te ha quedado el cuerpo? ¿No es fascinante que plantas, animales y minerales recurran cada uno por su lado a determinados motivos geométricos? ¡No es algo para cabezas cuadradas!
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