El séptimo día de nuestra odisea marroquí nos levantamos a las seis. Ya de mañana nos encontramos con la sorpresa de ver un pequeño escribano montesino que se había colado en uno de los pasillos del hotel. Y es que en este viaje son muchas las especies de aves y de fauna en general que hemos tenido ocasión de observar, sin ir más lejos: cigüeña blanca, garcilla bueyera, gorrión sahariano, mirlo, urraca, cernícalo, paloma bravía, abubilla, mochuelo, águila calzada, zorro, tórtola, gaviota patiamarilla, gaviota sombría, milano negro y real, alondra, grajilla, focha cornuda, bulbul naranjero, flamenco, cigüeñuela, tarro canelo, varias especies de libélula, carbonero, lavandera boyera, vencejo moro, avión roquero, chova piquirroja, ardilla terrestre, tortuga de tierra, ruiseñor bastardo, golondrina, gallina de Guinea y charrán. ¡Y eso que no nos deteníamos mucho tiempo para observar fauna!
Después del desayuno, visitamos la Kasbah de Taourit. Una kasbah es un palacio o fortaleza, o, en algunos sitios, una ciudad amurallada. La de Taourit, situada en Ouarzazate, fue restaurada a principios del siglo XX, y en su día fue residencia del Pachá de Marrakech. Nosotros visitamos la parte abierta al público guiados por un guía llamado Mohamed, que sabe explicar de forma muy amena (¡y en castellano, después de tanto tiempo!) las curiosidades e historia del lugar. Asombra sobre todo las adaptaciones de la construcción al arduo clima desértico, como la disposición de los hammam o baños árabes y los orificios laterales en los muros para dejar pasar la luz pero no la arena arrastrada por el viento. La decoración, los techos y los ventanales no tienen precio...
A la salida entramos por curiosidad en una farmacia del lugar, donde junto a los medicamentos habituales podemos ver otros componentes más exóticos como pieles de erizo, líquenes y sellos de arcilla. Pero no tenemos mucho tiempo para hacer de turista, y pronto nos lanzamos una vez más a la carretera. Al salir de Ouarzazate dejamos a la izquierda los estudios de cine "CLA estudios", con decorados famosos por aparecer en películas como "Los Diez Mandamientos" o "Lawrence de Arabia". Después, los pueblos y ciudades se suceden en nuestro camino: Iflililte, Tizirine, Taguimalte, Izhougar, Ikisse, Ighren N'ougdal, Teoulat... Hacemos una breve parada en Col du Tichka, el punto más alto en la carretera que pisaremos atravesando el Atlas (2.260 metros).
Curvas y más curvas... Hoy nos toca comer en un área recreativa junto a la carretera, tan verde y arbolada que bien podría pertenecer a la Sierra de Guadarrama. Cuesta trabajo creer que menos de un día atrás todo lo que veíamos estuviese dominado por una aridez extrema. Un poco de pisto con atún, espárragos, mejillones y pan para acompañar, y ya están nuestras fuerzas repuestas.
La tarde nos depara dos maravillas paisajísticas de Marruecos. La primera, en Demnate, es el puente natural de Imi-n-Ifri, cuyo nombre significa "La puerta del abismo". Esta descomunal obra de ingeniería excavada por el agua en la roca caliza alcanza los cien metros de alto y cincuenta de ancho, tiene un techo plagado de estalactitas y da cobijo a un sinnúmero de aves rupícolas. Visto desde abajo, parece realmente la entrada a algún mundo subterráneo y mágico.
La segunda parada de la tarde es en las cascadas de Ouzouz, un espectáculo si cabe aún mayor que el puente de Imi-n-Ifri. Máxime cuando, si hay que creer a los veteranos, este año bajan con mucha más agua que años precedentes. La vista de las cascadas desde arriba es impresionante, pero cuando se muestran en todo su esplendor - con puente de arcoiris incluido - es cuando bajamos trescientos treinta largos escalones para verlas desde abajo. La vista, desde luego, compensa la posterior subida, pero de todos modos aplacamos la sed y el cansancio con un buen vaso de delicioso zumo de naranja fresquito y recién exprimido que nos sirven por solo siete dírhams cada uno.
El final del día no hace justicia a lo que hemos vivido durante la jornada. La entrada a Marrakech es caótica, llegamos muy tarde al hotel y, para colmo, la recepción deja mucho que desear. Desorganización, llaves que no abren las puertas y habitaciones que ya están ocupadas no contribuyen a calmar los ánimos cuando además todo el mundo está muy cansado de tanto coche. Algunos aún tienen ánimos para salir por la noche a visitar la vida nocturna de Marrakech, pero por nuestra parte, es algo que puede esperar a mañana por la mañana, así que nos retiramos, más tarde de lo que nos habría gustado, a dormir. ¡Mañana más!
Llega otro día más...
En el hotel |
... y lo recibimos con sonrisas...
En el hall del hotel |
... y ya nos vamos...
Con una gran piscina al fondo |
... a visitar una kasbah...
Toda una gran obra arquitectónica |
... con salas llenas de historia...
Un precioso techo labrado |
... y mucho arte...
Una ventana de la Kasbah |
... con un aire especial...
Desde otro ángulo |
Otro techo de la kasbah |
Desde fuera |
... de la cultura árabe...
Inscripción |
... y el séptimo arte...
Estudios de cine |
... seguimos por la kasbah...
Otra foto más |
... de la mano de Mohamed...
Nuestro guía |
... que nos cuenta con detalle...
Durante las explicaciones |
... todos sus secretos...
Antes de salir de la kasbah |
...y pisamos muy alto...
A 2.260 metros de altitud |
... para llenar el espíritu...
Atravesando el Atlas |
... de más cosas curiosas...
En el puente natural de Imi-n-lfri |
... aunque tengamos que ver otras...
Un cernícalo muerto |
... continuamos con el viaje...
En el coche |
... hacia otro lugar espectacular...
En las cascadas de Ouzoud |
... para contemplarlo bien...
Con un arcoíris en las cascadas |
... y hacernos la foto de rigor...
Juntos en las cascadas de Ouzoud |
... o hacérsela a otros...
Almu con un macaco |
... para nuestro álbum de recuerdos.
Todavía hay más cosas asombrosas en el tintero...
madre mía que maravilla... Que suerte habéis tenido de poder hacer este viaje... Vaya maravillas, me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo a ambos