Desde este nuevo blog podréis conocer muchas cosas relacionadas con el Medio Ambiente: cómo caminar por la montaña, rutas de senderismo, curiosidades de flora y fauna, experiencias y anécdotas vividas... y un sinfín de ideas útiles que nos brinda cada día nuestra Naturaleza.

domingo, 12 de abril de 2015

Diez días por Marruecos: el Atlas, el desierto o el Antiatlas...

El sexto día comienza con emociones fuertes desde muy, muy temprano. ¡Tenemos que estar despiertos a las cinco y media de la madrugada para ver amanecer en el desierto! Nada más salir de la jaima nos golpea un grandioso y absolutamente precioso cielo plagado de estrellas, envolviendo el campamento y el desierto de dunas que nos rodea, empequeñeciéndonos bajo su manto. Allí arriba están las constelaciones de las dos Osas, Draco, el Lince, el magnífico Orión, Perseo... todas narrando miles de historias como las que han compartido durante milenios las tribus nómadas en noches como ésta. El silencio y la tranquilidad que lo inunda todo son tan inmensos que cuesta obligar a la voz a ir más allá de un susurro, como si nos encontráramos en el interior de una gigantesca y sagrada catedral.
 
Una vez más, hacemos nuestros exiguos equipajes y nos ponemos en marcha, esta vez a lomos de dromedarios que nos internarán un poco más en el océano de arena. A pesar de que son animales bastante mansos los que nos han tocado en suerte, no deja de causar impresión cuando, una vez acomodados sobre la joroba, se ponen en pie alzando primero las patas traseras y luego las delanteras, para acabar viendo el mundo desde una altura sensiblemente superior a la de un caballo.
 
¡Pero qué experiencia cruzar las dunas de este modo! La amplitud del paisaje, las suaves curvas de arena de las dunas y el lento pero constante paso del dromedario nos acercan un poco más a esa pausada manera de contemplar el tiempo y el mundo que poseen las gentes de estas latitudes. Y cuando finalmente llegamos a una duna más alta que las demás, nos bajamos y nos sentamos en la cresta, observando en silencio cómo el cielo clarea poco a poco, y el desierto se va llenando de color ¡Desde luego ha merecido la pena el madrugón!
 
De camino de vuelta al campamento encontramos en la arena huellas de muchos animalitos, entre ellos jerbos, escarabajos y fenecos o zorros orejudos del desierto. Tomamos el desayuno en el Ryad una vez más, hacemos una sesión de Tai-chi improvisada mientras esperamos a que los coches estén listos, y dejamos atrás el Nomad Palace.
 
Antes de llegar a Erfoud, donde volveremos a nuestros coches, hacemos un alto en una sebkha donde podemos ver flamencos a placer, junto con otras aves acuáticas y limícolas. Más tarde, mientras parte del grupo hace algunas compras en Rissani (que fue en su momento el límite más meridional del imperio romano) nosotros nos despedimos en Erfoud de nuestro conductor y guía Dawid, con el que nos sacamos una foto de grupo.
 
Ya montados en el fiel Seat Ibiza con Lucio y Paloma, volvemos a reunirnos todos y continuamos nuestro periplo. Hacemos una primera parada en un puesto para comprar fósiles, aunque varios de nosotros preferimos quedarnos con cuatro niñas y un niño bereberes, a los que regalamos unos dibujillos, un abanico y algunos globos y nos pasamos un rato pipa jugando y cantando con ellos. Es difícil decir quién lo disfruta más, porque la risa en sus rostros y la luz en sus miradas, aunque sea con juguetes tan simples como unos cuantos globos inflados, es toda una lección acerca de qué cosas son las que realmente importan en esta vida. Para nosotros es, sin duda alguna, el mejor tesoro que nos traemos de Marruecos.
 
Por si todo lo anterior fuera poco, por la tarde nos aguarda uno de los paisajes más majestuosos que hemos contemplado: el interior de la Garganta del Toudra. Es difícil dar una idea, ya sea con fotos o con palabras, de la grandiosidad de sus paredes de roca caliza, alzándose a una altura descomunal a ambos lados del viajero, que no puede por menos que sentirse humilde frente a las obras nacidas del trabajo milenario del agua sobre la roca.
 
Cenamos esta noche en Ouarzazate. La triste noticia del accidente de los espeleólogos no la sabremos hasta nuestro regreso a la península, porque no tenemos mucho tiempo para enterarnos de lo que sucede en el mundo. Ya en el restaurante del hotel, Nico y Pablo nos avisan de que hay cambio de planes para el día siguiente, ya que unas inundaciones han echado abajo varios puentes por los que se supone que íbamos a pasar, y eso nos obliga a desviarnos por una ruta ligeramente más larga. ¿Pero qué son a estas alturas unos cuantos kilómetros de más?
 


Despertamos en las jaimas...

Preparados para la siguiente etapa
 
 
 
 
 


... y sentimos la magia...


Un paseo por el desierto
 
 
 
 
 
... y todos juntos... 
 
 
Esperando al amanecer en las dunas






... contemplamos un espectáculo único...


Ya amaneció
 
 
 
 
 
 
 
 
... y a lomos de la aventura...


En unos cuantos dromedarios
 
 
 
 
 
 
... vivimos momentos irrepetibles...
 

El embrujo del desierto
 
 
 
 
 
... y nos llenamos de recuerdos...
 
 

Escribiendo en la arena
 
 
 
 
 
 
... como unos bereberes más... 
 

El grupo en los dromedarios
 
 
 
 
 
 
... que se confunden con el ambiente...
 

Descansando antes de volver a las jaimas
 
 
 
 
 
 
 
... y reúnen muchos sueños...


Fue un instante abrumador
 
 
 
 
 
 
 
 
... al compás de unos pasos...


Dani cabalgando
 
 
 
 
 

... que se pierden entre sonrisas...


Todo un auténtico bereber
 
 
 
 
 


... dejando huella nos vamos...


Varios animales dejan sus rastros
 
 
 
 
 
 
 
 
... y volando aterrizamos...
 
 
Una libélula en una sebkha
 
 
 
 
 
 
 
... para seguir observando...


Otra pose más de la libélula
 
 
 
 
 
 
 
 
... bien de cerca...

De perfil posa ahora
 
 
 
 
 
 
 
 
... o un poco más lejos...
 
 
Una cigüeñuela
 
 
 
 
 
 
 
 
 
... o nos dedicamos a jugar...
 
 
Almu junto a unos peques
 
 
 
 
 
 
... con unos niños muy alegres...
 
 
Con unos globos
 
 
 
 
 
 
... de una inocencia especial...
 

Diciéndonos su edad
 
 
 
 
 
 
 
 
... que se conforman con muy poco...


Felices con un globo
 
 
 
 
 
 
 
 
... y nos regalan mucho... 
 

Una preciosa sonrisa
 
 
 
 
 
 
 
 
... y seguimos jugando... 
 

Tan entretenido con su "balón" 
 
 
 
 
 
 
 
 
... a dibujar miradas...


Pura inocencia
 
 
 
 
 
 
 
 
... que cuentan muchas cosas...


El grupo de peques
 
 
 
 
 
... ya sea de reojo... 
 

Otra foto con ellos
 
 
 
 
 
 
 
... o mirando sin más... 
 

Una carita bien risueña
 
 
 
 
 
 
 
... ya nos tenemos que ir... 
 

Antes de salir para el cole
 
 
 
 
 
 
 
... y se nos quedó grabada su sonrisa...
 

Con mucha ternura
 
 
 
 
 
 
 
... en otro lugar... 
 
 
Con una ciudad al fondo
 
 
 
 
 
 
 
... bajo una panorámica impresionante...


Un entorno muy llamativo
 
 
 
 
 
 
 
 
... mantenemos la ilusión...

Cansados pero entusiasmados
 
 
 
 
 
 
 
 
... y guardamos regalos...

Dromedarios en un puesto en la Garganta del Toudra
 
 
 
 
 
 
 
 
... que agrandan el corazón... 
 

En la Garganta del Toudra unas vistas impresionantes
 
 
 
 
 
 
 
 
 
... y nos hacen sentir pequeños...


Paseando por la Garganta del Toudra
 
 
 
 
 
 
... como si entre nuestras manos...
 
 
Un sapo común marroquí
 
 
 
 
 
 
 
 
 
... se escapara el tiempo...


El sapo desde otro ángulo
 
 
 
 
 
 
 
 
... y aquí nos detenemos...


En el agua
 
 
 
 
 
 
 
... y ya nos toca marchar...
 
 
Apostamos por el sol
 
 
 
 
 
... rumbo a otro lugar. 
 
 
La crónica sigue, aún mucho por contar...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Siempre encontrais algún animalito que fotografiar. Me han encantado los dromedarios y las fotos que habéis hecho a os niños. Muchos besos a los dos me ha encantado

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