Otra ruta que hicimos durante un día más que el tiempo nos dio de tregua en esta lluviosa Semana Santa, fue por los alrededores del pueblo de Valdemaqueda. A orillas del río Cofio buscando el Puente de Mocha y también haciendo un poco de la senda que lleva hasta El Risco del Águila, estuvimos caminando por la ZEPA 56, por esa Sierra Oeste a veces tan desconocida, en busca de aves emblemáticas de estos parajes como son el águila imperial ibérica o la cigüeña negra, pero sin dejar de lado a otras especies que también habitan en la zona.
El día se presentó bastante variado en cuando al tiempo meteorológico: nubes alternas que de vez en cuando dejaban asomar algunos rayos de sol acompañados por el vaivén de un viento constante nada fresco y con una temperatura bastante agradable.
El río Cofio discurría con un ímpetu inusual, ya que estaba a rebosar de agua, como muchos otros ríos de nuestra geografía que han acusado las copiosas lluvias de este mes de marzo. La primavera se percibía por muchos de los rincones que íbamos atravesando, incontables mariposas, algún que otro radiante diente de león, alfilerillos de pastor y numerosas plantas herbáceas ponían el toque de gala al pasto bien verde que cubría las laderas.
Nos deteníamos a cada instante, bien con los prismáticos, bien con la cámara... la verdad es que el tiempo que anduvimos por allí se nos hizo muy, muy corto. Con la promesa de volver en sucesivas ocasiones posteriores, no faltaron a la cita el mirlo acuático, petirrojos que aún andan entre nosotros, un grupo de jilgueros que se afanaban bien en coger comida, algún que otro buitre aprovechando las térmicas, un gavilán, y tampoco debemos olvidarnos de gorriones, rabilargos, mitos, lavanderas cascadeñas, pinzones, currucas, varios córvidos y muchos más que nos dejamos en el tintero; también multitud de especies vegetales como enebros, encinas, muérdago, retamas, jaras, pinos y cantidad de otras plantas que darían para hacer una larga lista. La próxima vez que recorramos la zona iremos escudriñando un poco más a fondo la diversidad y riqueza del lugar, en esta excursión solamente pretendíamos evadirnos de la rutina urbanita a la que solemos estar acostumbrados y empaparnos de campo.
Como suele ser habitual, las fotos no faltan. Sin hacer comentarios os dejamos con ellas, si queréis verlas en grande solamente hay que pulsar sobre ellas. Así podréis ver lo bonito que es el sitio y seguro que os animáis a acercaros por allí, sin duda merece la pena.
Que bonito es mi pueblo
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