El acónito (Aconitus napellus) es una hierba vivaz, de la familia de las ranunculáceas, con tallo recio que puede alcanzar más de un metro de altura. Las hojas son abundantes, de forma palmeada, y las flores tienen un color azul o violáceo, agrupadas en vistosos racimos terminales. El fruto tiene tres vainas que se abren al madurar. Florece a partir de junio, aunque en las zonas de alta montaña puede retrasar más de un mes su floración.
Crece en los prados, entre piedras o junto arroyos, normalmente en zonas de montaña. Se puede encontrar en países fríos y templados de Europa y Asia. Dentro de la Península Ibérica es más frecuente en la mitad sur y entre los 1000 y 2000 metros de altitud.
El acónito es una planta muy venenosa, hasta el punto de valerle el apodo de "matalobos". Tres miligramos de su principio activo resultan mortales para un hombre adulto. Los síntomas de envenenamiento son sensación de hormigueo en la boca, sudoración, vómitos debilidad y muerte por insuficiencia cardíaca. Tiene algunas propiedades terapéuticas, pero su uso está reservado a los expertos debido a su elevada toxicidad. Se ha utilizado para curar la sarna de los caballos, el reumatismo, la gota, los cálculos renales, las neuralgias y algunas afecciones de la garganta.
Curiosidades
* En el País Vasco se lo llama "hierba piojera" por su uso tradicional contra estos molestos insectos capilares.
* En la Edad Media se creía que los escorpiones se quedaban paralizados si se les tocaba con un brote de acónito.
* También se usó para envenenar zorros y lobos, mezclándolo con trozos de carne dejados como cebo.
* Los antiguos griegos creían que el acónito había nacido de la espuma que brotó de la boca del Can Cerbero cuando Heracles lo arrastró fuera de los infiernos durante la última de las doce pruebas.
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