¡¡Muy feliz navidad, Bosquienanos,
y que tengáis un 2025 lleno de Naturaleza y cosas geniales!!
¡¡Muy feliz navidad, Bosquienanos,
y que tengáis un 2025 lleno de Naturaleza y cosas geniales!!
Querido Pascal: el profe de mates se empeña en meternos más y más letras en clase, Por si no fuera bastante con las x y las y, ahora dice que e ¡Si lo hubiera sabido, me habría ido por Humanidades! ¿Puedes explicarme por qué tienen tanta manía con esto y qué es eso de la e? Atentamente: Eusebio Enríquez.
Querido Eusebio, en primer lugar, no tienes que tenerle tanta tirria a las letras. Cuando los matemáticos usamos letras (preferimos llamarlas "variables") en realidad pensamos en ellas como números. Números muy especiales, que quedan un poco ahí en el aire, esperando que alguien les dé un valor. Por ejemplo, cuando decimos que el área de un rectángulo es A = b·a (área = base · altura), la fórmula queda ahí esperando a que alguien le dé un valor a la base y a la altura, luego se multiplican y ya está. Es mucho más cómodo que tener que escribir el área de cada rectángulo en concreto.
Pero el caso de e es especial (y no porque "especial" empiece por "e"). e no es una variable, sino el nombre de un número supermaravilloso:
Y paro de escribir, porque como pasa con pi, e tiene infinitas cifras decimales no periódicas, es decir, que van apareciendo de forma un poco loca, sin ninguna pauta. Si alguna vez te aburres, puedes memorizarte los cien mil primeros decimales.
Pero esto no es algo que algún matemático gruñón se haya sacado de la manga. Al igual que pi, ¡e existe en la naturaleza! Puedes encontrarlo en la fórmula de la desintegración radiactiva, en la que los forenses usan para determinar cuánto tarda en enfriarse un cuerpo o en cualquier objeto con forma de espiral logarítimica (como la concha de un nautilus). Si quieres saber más sobre este fascinante número, te dejo con un vídeo de mi coleguilla Eduardo Sáenz de Cabezón ¡Te sorprenderá!
Querido Iván, con todo el cariño del mundo, tengo que decirte que menos lobos, Caperucita. A mí también me gustan las mates a rabiar, pero no voy por ahí creyéndome lo más de lo más, porque siempre puede haber problemas de lo más interesante referidos a lo que tú llamas "operaciones básicas". Y si no te lo crees, te animo a ver el siguiente vídeo del canal "Derivando", que lleva camello fantasma incluido.
Pero si de verdad te crees capacitado para meterte con las matemáticas para mayores, busca en cualquier biblioteca algún libro de teoría de conjuntos o de cálculo tensorial, vuelves y hablamos. Mientras tanto, te aconsejo que atiendas en clase, porque siempre se pueden aprender cosas nuevas.
Mi primera impresión cuando llegué allí es que me había equivocado ¡y estaba en otro planeta! Es un paisaje increíble, desértico, con barrancos, pináculos y esculturas que el agua ha esculpido en el paisaje. Las terrazas son espectaculares, y mires donde mires te dan ganas de sacar fotos. Cualquiera a quien le guste la Geología TIENE que venir aquí sí o sí. Aquí se han encontrado muchos fósiles, incluyendo especies nuevas, como Chelydropsis apellanizi, una tortuga del mioceno ¡Qué pasada! Y ahí no acaba la cosa: en el parque de las Bárdenas está el nido de aves fósil más antiguo del mundo, con restos de huevos petrificados de un antecesor de los flamencos o los somormujos. No digáis que no es una maravilla.
A la hora de ver fauna, si tenemos suerte, podemos encontrar lagarto ocelado, lagartija cenicienta, culebra de escalera, erizo, comadreja, alimoche, buitre leonado, avutarda, sisón, alcaraván... No es fácil, pero a veces se tiene suerte. Solo es cuestión de cruzar los dedos y estar atento. Y ya, con mucha, mucha, muchísima suerte, encontraremos un endemismo, Xeroplexa blancae, un caracol que solo existe en esta parte del mundo.
El parque se visita en coche, porque es muy extenso, y si se quiere ver todo, no hay otro remedio. pero es posible parar en algunos puntos y bajarse para sacar fotos, dar un paseo y sentir que estás recorriendo un desierto prehistórico. Así que si vais por Navarra, no dudéis en acercaros a este lugar increíble, porque os garantizo que saldréis con la impresión de haber visto un paisaje único ¡Nos vemos en el siguiente viaje!
¡Saludos una vez más, amigos! Yo, Angus, vuestro bosquienano cocinillas, os traigo una rica, sencilla y sana receta a base de mi hortaliza favorita: ¡la berenjena! Se trata de unos sabrosos y crujientes palitos de berenjena con miel que hará que os chupéis los dedos. ¿Listos? Pues poneos el delantal y a cocinar.
Ingredientes (para dos personas)
Dos berenjenas
Agua fría
Sal
Harina
Aceite de oliva
Miel
Semillas de sésamo (opcional)
Cómo se hace
En primer lugar, tenemos que lavar y pelar las berenjenas, y luego cortarlas en tiras finas, como si fueran patatas fritas. Una vez lo hayamos hecho, las ponemos en un bol con agua muy fría y sal durante unos veinte minutos, para que se les vaya el amargor.
Después de eso, escurrimos bien los palitos, los rebozamos en harina y los echamos en una sartén con aceite bien caliente. Cuando estén bien doraditos, los ponemos en un plato con papel absorbente de cocina, para que chupe bien el aceite. Después, solo queda echarles un chorrito de miel por encima y las semillas de sésamo si nos gustan ¡y a comer! Ya veréis lo ricos y crujientes que están.
Angus preparado para lo que más le gusta ¡Cocinar! |
Y ahora ¡a comer! |
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¡Me lo paso pipa cuando me toca salir a la pizarra! |
Con un buen plato de porridge escocés, ¡energía para toda la mañana! |